Fuera de la cárcel creamos una cooperativa de trabajo con mujeres que tienen un vínculo con quienes están privados de libertad.
Dentro de la cárcel seleccionamos a quienes quieren trabajar y mantenemos parte de nuestra producción ahí.
Todos y todas nuestras y nuestros operarios y operarias además de su pago quincenal, reciben una vianda de alimento diario que en el caso de quienes están privados de libertad eligen a quién donarla.
Nuestro impacto social trasciende los muros de un centro rehabilitación, buscamos participar a toda la comunidad y hacerlos agentes de cambio.
Biofuego nace en el 2019 con la premisa clara de romper paradigmas, como el de que los desechos no sirven o quienes se equivocaron no pueden tener otra oportunidad. Hoy al frente de su coordinación está su socia fundadora Analía Recalde. Desde el día cero se articularon voluntades y recursos con un fin común: mejorar la calidad de vida de la comunidad y hacer foco en quienes menos oportunidades tienen, las personas privadas de libertad y sus familias.
Ayudar para terminar ayudándonos entre todos y poder vivir mejor es el propósito que encontró Biofuego como empresa social.